David contra Goliat

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Desde arriba, la imagen es elocuente. El arroyo está bloqueado para dar paso a los dos canales de agua hasta llegar a la enorme plantación de soja. En la comunidad 8 de Diciembre ya no saben a quién recurrir para que el Estado tome cartas en el asunto. Foto: Pánfilo Leguizamón

Comité 8 de diciembre: David contra Goliat

El gran pantano que se conectaba con el Arroyo de Oro desapareció. En su lugar hay un montón de arena y troncos.

Hasta 2019, este remanente de agua era vital para los animales salvajes y el ganado criado por pequeños productores en la comunidad 8 de diciembre en el departamento de Canindeyú. La zona estaba llena de árboles nativos que rodeaban el pantano y el arroyo. Los hijos de campesinos e indígenas se bañaban en sus aguas. Sus padres usaban su canal para pescar.

Todo eso se ha desvanecido.

El terreno pantanoso que alguna vez fue del tamaño de un campo de fútbol profesional tiene solo dos pequeños canales de agua, creados al desviar el curso del Arroyo de Oro hacia una inmensa cosecha de soja.

Los vecinos afirman que esta devastadora obra fue realizada por la empresa XT Paraguay, propiedad de Ulises Rodríguez Teixeira, uno de los principales actores de la lucrativa industria de la soja en Paraguay. El bloqueo del arroyo movilizó al Comité 8 de diciembre, un pequeño grupo de agricultores que en septiembre de 2020 presentó una denuncia ante la fiscalía ambiental contra XT Paraguay, alegando un “delito ecológico”. Además, los agricultores reclaman que la tierra donde fueron destruidos los canales de agua pertenece al gobierno paraguayo.

Elvio Cabrera, presidente del comité, dice que los agricultores presentaron una denuncia contra XT Paraguay por la deforestación de casi 1,000 hectáreas de bosque además de la destrucción del pantano y lo que el comité considera la apropiación del arroyo.

La denuncia alega que el uso previsto de la tierra deforestada son plantaciones de soja, en una propiedad que ni siquiera es propiedad de la empresa.

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MADES intervino en octubre del 2020 en las obras en el Arroyo De Oro. Los funcionarios comprobaron el taponamiento del estero y que todo el trabajo se hizo sin licencia ambiental. Foto: Archivo del MADES

La denuncia la tomó Alcides Giménez, agente fiscal del Ministerio Público, pero hasta la fecha no ha habido avances en el caso. Giménez dijo que ha recibido poca cooperación del Ministerio de Medio Ambiente (MADES) para avanzar en su investigación. Desde el MADES dicen que estas documentaciones no son necesarias para la investigación de Giménez. La disputa entre las dos instituciones subraya la falta de cooperación entre los funcionarios ambientales nacionales y locales de Paraguay para detener la deforestación.

Desde octubre de 2020, Cabrera y otros miembros del comité han viajado 290 kilómetros al menos una vez al mes hasta el Instituto de Desarrollo Rural y Territorial (INDERT) en Asunción para presionar su caso sobre la documentación de propiedad de la tierra.

Cabrera muestra un informe que le entregó INDERT, la institución gubernamental que establece las subdivisiones rurales en Paraguay. Sostiene un mapa gubernamental que según él y los miembros del Comité 8 de diciembre demuestra que las 300 hectáreas donde XT Paraguay desvió el arroyo no pertenece a Rodríguez Teixeira.

Cabrera tiene otras denuncias en las que sostiene que los empleados de XT Paraguay están fumigando los cultivos con pesticidas, actividad que está prohibida ya que los agroquímicos pueden afectar a los vecinos de las plantaciones. Cabrera tiene fotos, quejas documentadas y videos, pero no puede obtener una respuesta del gobierno.

“Tenemos una granja comunitaria en la zona. Hay 64 familias que tienen sus animales. Nuestras vacas beben agua de ese arroyo”, dice Cabrera, una de las pocas personas de la comunidad dispuesta a hablar abiertamente sobre la situación. “Pero ahora no pueden ir porque rodearon todo, se apoderaron de tierras que pertenecen al gobierno y encima mataron el arroyo.”

En la comunidad del 8 de diciembre, sus vecinos tienen miedo de hablar del caso.

“Conocemos a sus guardias. No queremos tener problemas con ese hombre”, dijo un aldeano y residente de la zona. Ha vivido allí durante 60 años y recuerda cuando toda el área era un bosque espeso donde la gente aún podía ver jaguares en caminos de tierra.

Hoy, lo único que queda son los campos de soja. Y la mayoría de esos campos pertenecen a Rodríguez Teixeira.

Mar de Deforestación

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La deforestación que se ha generado en la región Oriental afecta directamente al Bosque Atlántico del Alto Paraná. Una de las reservas boscosas más importante de Latinoamérica se está perdiendo por completo. Foto: Pánfilo Leguizamón

Isla en un mar de deforestación

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Fátima Mereles, ex presidenta del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de Paraguay, considera que es posible tener una producción de soja con los estándares necesarios de cuidados ambientales. Pero hacen falta cambios radicales. Foto: Jessica Colmán

Fátima Mereles es botánica, docente, exploradora paraguaya, curadora y apasionada por la conservación forestal. Ella es franca sobre la situación en Paraguay.

“No hicimos nada para evitar la destrucción del Bosque Atlántico del Alto Paraná”, dice Mereles, ex presidenta del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de Paraguay.  “Hoy, todo el Bosque Atlántico está perdiendo su capacidad de recuperación”.

Si hubiera existido una política gubernamental durante décadas que abordara los problemas ambientales, ella cree que Paraguay ahora sería un país de producción forestal sostenible. “Pero hoy ni siquiera podemos recuperar la cantidad de madera que hemos perdido”, dice Mereles.

Mientras Mereles habla sobre el futuro del Bosque Atlántico, su trabajo se extiende sobre una mesa en el Herbario del Departamento de Botánica del campus de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) en San Lorenzo.

El herbario de la UNA, que es como un almacén o museo de plantas secas utilizadas para el estudio de la botánica, tiene alrededor de 60,000 ejemplares. Sobre la mesa hay un par de libros, una computadora abierta, una lupa, dos sillas altas.

Cuando Mereles habla del Bosque Atlántico, de la riqueza botánica de Paraguay, se ilumina. El país tenía todo lo necesario para sustentar sus majestuosos bosques, dice, pero ahora tiene que luchar para no perder lo poco que le queda.

Ella dice que es imposible cuantificar lo que Paraguay ha perdido en biodiversidad debido a la deforestación a gran escala en las últimas décadas.

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Miles de especies de insectos son endémicas del Bosque Atlántico. Foto: Shutterstock

“La botánica, el estudio de todo lo que es bosque en el país, llegó tarde. Recién en la década de los 70, cuando ya se estaba produciendo la deforestación en gran parte de la región oriental, fue recién entonces que comenzamos a hacer un estudio riguroso, por lo tanto, es imposible determinar la cantidad de especies que se perdían en esas épocas de devastación”, dice Mereles.

La Reserva de la Biosfera del Bosque Mbaracayú, una de las dos biosferas naturales reconocidas por la UNESCO en Paraguay, es un recordatorio del futuro del Bosque Atlántico.

“Estamos permaneciendo como una isla de bosques en un mar de deforestación” dice Hugo Mora, Gerente de Desarrollo Territorial de la Fundación Moisés Bertoni, organización que lleva 20 años trabajando en programas de conservación dentro de la Reserva Mbaracayú, en el departamento de Canindeyú. 

Tan recientemente como a principios de la década de 2000, Mora recuerda que el paisaje de la Reserva de la Biosfera del Bosque Mbaracayú era exuberante y verde. “A partir de 2005 más o menos, vi que el panorama cambiaba. Comenzó con la ganadería y luego con la agricultura extensiva, cambio que se fue dando paulatinamente, en principio, de los remanentes de bosques a campos y plantaciones ”.

Flora en la Reserva de la Biosfera del Bosque Mbaracayú. Gentileza de Fundación Moisés Bertoni

El avance de la frontera agrícola, con el cambio de uso del suelo, se está produciendo a un ritmo vertiginoso, sin control y sin ningún tipo de regulación. “No se respetan las normativas y las bandas de protección. Si no tenemos auditores, si no tenemos controles serios, obviamente no vamos a hacer que las cosas cambien ”, dice Mora.

En opinión de Mereles, la única salida es desarrollar una política estricta de conservación de los bosques, especialmente en el Bosque Atlántico. Mereles habla de la importancia de tener proyectos o planes de desarrollo, y especialmente de conservación forestal. “Es urgente trabajar para dejar remanentes de bosques que sean semilleros”, dice.

Pero reconoce que adoptar un enfoque estricto de la conservación provocará fuertes reacciones de diferentes grupos: económicos, sociales e incluso religiosos. No cree que las autoridades tengan la voluntad política de ponerse del lado de la flora y la fauna contra esos grupos poderosos.

Mereles no es optimista sobre el futuro del Bosque Atlántico de Paraguay. No está convencida de que la conservación de los bosques se convierta en una prioridad para Paraguay. “En mi opinión”, dice, “no tenemos una solución”.

Paso Kurusu

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Una foto histórica. En octubre de 2008, en la casa presidencial, Ulises Rodríguez Teixeira (centro) es recibido junto a Eulalio López, dirigente campesino, (izquierda) por Miguel Ángel López Perito, entonces Secretario General de la Presidencia (derecha), para anunciar la venta de la estancia Paso Kurusu al gobierno paraguayo. Foto: Archivo ABC Color.

La historia de Paso Kurusu

En 2008, Paraguay era un país sumido en un clima político febril.

Fernando Lugo, un obispo católico que entregó su sotana por una carrera política, se postulaba para presidente de Paraguay. Lugo, candidato de la coalición de oposición, pondría fin a 60 años de poder del gobernante Partido Colorado.

El 20 de abril de 2008, cuando Lugo fue elegido presidente, casi nadie había oído hablar de Ulises Rodríguez Teixeira.

Pero seis meses después, una sorprendente serie de eventos convirtió a Rodríguez Teixeira en noticia nacional en el país de 7 millones de habitantes.

El 25 de octubre de 2008 Rodríguez Teixeira llegó a la residencia presidencial acompañado de Miguel López Perito, entonces jefe de Gabinete de Lugo, y Eulalio López, líder campesino, para anunciar la compra del rancho Paso Kurusu por parte del gobierno paraguayo.

Portavoces del gobierno dijeron que las tierras compradas a Rodríguez Teixiera se utilizarían para la reforma agraria, en beneficio de familias campesinas sin hogar, así como para un programa de asistencia a pequeños productores. Nadie sospechaba lo que se revelaría un año después.

En octubre de 2009, el diario ABC Color publicó una serie de artículos informando los detalles del trato que Rodríguez Teixeira había cerrado con el gobierno para la venta de Paso Kurusu.

El acuerdo alcanzado por Rodríguez Teixeira y el gobierno de Lugo fijó un precio de compra de
USD $ 30 millones por las 21,834 hectáreas de Paso Kurusu. ABC Color informó que solo nueve meses antes, Teixeira había comprado la propiedad por USD $ 11 millones.

Durante los siguientes tres años, hubo múltiples revelaciones que hicieron que el pueblo de Paraguay cuestionara la compra de tierras.

Los paraguayos se enteraron de que cuando Lugo era candidato presidencial, había viajado al Salto del Guairá en el departamento de Canindeyú en un avión privado. Fue un viaje de campaña de marzo de 2008, pero Lugo nunca llegó al aeropuerto.

López Perito, quien en ese momento era el jefe de la campaña de Lugo, informó que el avión del candidato tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia en un rancho cercano.

El dueño del rancho era Ulises Rodríguez Teixeira.

Luego estaba la “carta de intenciones” fechada en octubre de 2008 y firmada por el ex obispo en su calidad de presidente de la república en la que ya se había pactado el precio de compra de US$ 30 millones para el rancho Paso Kurusu. La tasación de la tierra no llegó hasta casi un año después, y coincidió exactamente con el precio acordado en la carta de octubre de 2008.

La cobertura del acuerdo de tierras de Paso Kurusu fue implacable y en julio de 2012, el gobierno se retiró de la compra. Pero la foto de ese encuentro con Rodríguez Teixeira en el palacio presidencial nunca se borró de la memoria del público.