El Bosque Atlántico está siendo talado por empresas agroindustriales para dar paso a la lucrativa producción de soja que convierte a Paraguay en uno de los mayores exportadores de soja del mundo. Foto: Shutterstock
“La política ambiental paraguaya no hapasado por una transición al siglo XXI”
Luis Recalde es un joven ingeniero agrónomo que trabaja en el sector agroambiental de Paraguay y asesora en gestión ambiental. En las redes sociales es conocido por su cuenta “Drunken Forest”, donde comparte información sobre conflictos o proyectos ambientales del país y del mundo. En esta entrevista con Bajo la Lupa, Recalde habla sobre qué está haciendo el segmento del sector agroindustrial en Paraguay para mitigar los efectos nocivos de las prácticas agrícolas sobre los recursos naturales.
-¿Cómo describiría la situación ambiental en Paraguay?
Respecto al mundo y a la región estamos bastante atrasados. Si bien hay buenos trabajos e iniciativas, como en otras cuestiones, vamos, no uno, si no tres pasos atrás de nuestros vecinos inmediatos (Mercosur). En la región, las presiones son las mismas (cambio climático, contaminación, pérdida de hábitat, cacería y tráfico de animales, etc.) pero la respuesta políticamente (de Paraguay) es la misma que en los años 70. La política ambiental paraguaya no ha transicionado al siglo XXI. Mientras nuestros vecinos están en la etapa de resolución de conflictos (que ya de por si es algo largo y complejo), Paraguay sigue en la primera etapa que es la negación de los problemas. Oficialmente las agencias estatales sostienen cosas como “No hay problemas ambientales en Paraguay” “Nuestra producción es sostenible” “Tenemos muchas reservas”
-¿Cómo ha afectado la deforestación en las últimas décadas a la fauna, la flora y la vida misma en Paraguay? ¿Hay alguna forma de medir eso?
Es realmente muy difícil medir los efectos precisos de la deforestación, todos queremos respuestas sencillas (esa es la naturaleza humana) pero es muy difícil cuantificar los efectos de una actividad en un sistema complejo, y el ambiente es por definición todo lo que nos rodea, de todos modos tenemos algunos indicadores, como la desaparición de casi todas las especies sensibles a la deforestación en la mayor parte de la región oriental, sumado a una pobreza calamitosa en las mismas comunidades, lo cual nos apunta a que realmente no se produjo el milagro económico que prometió el desmonte, o al menos que ese milagro económico no alcanzó a un segmento significativo de la sociedad paraguaya, que ha quedado atrás.
– ¿Es posible aquello de la agroindustria sustentable, cabe esa expresión en nuestro país?
Estoy convencido de que sí, pero sería algo con un rostro bien distinto a lo que estamos acostumbrados localmente hoy, esto no es algo aislado de la agroindustria, Paraguay no tiene un desarrollo sostenible en ningún sector, y los cambios sociales y políticos que nos traerían una agroindustria más sostenible son cambios que también van a alterar indefectiblemente todos los sectores productivos y políticos. Estas transformaciones son un mayor control de la corrupción antes que nada.
– ¿Qué es lo más grave en cuanto a los delitos ambientales en Paraguay, la impunidad o la falta de control?
Sin ninguna duda la impunidad, los delitos ambientales son frecuentes y bien conocidos, no hay una gran dificultad en detectarlos, pero la mayoría no llega a un proceso, y de los que lo hacen, una cantidad ridícula es la que termina en sanciones correspondientes.
– ¿La falta de Estado es la mejor manera en que el Estado colabore con la destrucción del ambiente y la impunidad?
No se si decir exactamente falta de Estado, porque el Estado paraguayo muchas veces está presente en los procesos ambientales, pero en una forma negativa, por ejemplo blanqueando procesos judiciales por infracciones ambientales, dicho esto, si bien a veces es un problema que no esté presente, el problema más usual con el estado paraguayo y los procesos ambientales es la enorme facilidad con la que se corrompe, prácticamente todas las infracciones ambientales pueden quedar impunes, cuando la persona o empresa que los comete es afín a la estructura de poder.
– ¿Hay empresarios agroindustriales que trabajan de manera armónica con el ambiente?
La sostenibilidad hoy en el mundo no es un fin logrado para nadie, lo que podemos decir es que hay empresas que trabajan en forma más sostenible que el panorama general, y ahí sí, hay excelentes iniciativas paraguayas del sector productivo en mejorar su estándar de sostenibilidad social y ambiental. Hoy por hoy la mayor parte de este esfuerzo consiste en adecuarse a las normas legales (que en sí mismo no es algo instantáneo) pero incluso más allá de los requerimientos mínimos legales, hay empresas que invierten más de lo que el estado pide en conocer y mejorar sus impactos socioambientales, y colaborar con varias de ellas es una grata experiencia en mi carrera.